Escribe: Víctor Tapia

Las mentiras se construyen, las verdades se descubren

Jorge Wagensberg

Agradecimiento especial a Mario Antonelli, persona sin la cual no hubiera sido posible esta nota

Universo Epígrafe se ha encargado de desmontar muchas de las mentiras creadas por la “historia” oficial  del rock argentino.  Hemos probado con numerosos ejemplos que La Balsa no fue la génesis del rock en español. También hemos reivindicado a pioneros desdeñados tanto por los periodistas como por los músicos consagrados; es el caso de Eddie Pequenino, un verdadero adelantado que apenas es mencionado en los libros pese a que fue el creador del rock en nuestro país.  Por otro lado,  nuestros artículos han pasado revista al rock que se realizaba en el interior de Argentina a principios de los 60: lugares tan distantes entre sí como Rosario o Comodoro Rivadavia fueron la cuna de bandas que rockeaban a todo volumen.  Desde otra perspectiva, documentos históricos rescatados por el blog (la película Venga a Bailar el Rock de 1957) han demostrado la popularidad de la cual gozaba el rock diez años antes de que Los Gatos comenzasen a naufragar.

Pero aún nos faltaba un testimonio de época.  Alguna voz contemporánea al surgimiento de la historia oficial, que indicase cuándo fue el momento en que ésta empezó a escribirse.  Parecía poco probable hallar alguna persona que se hubiese atrevido a luchar contra los mitos del rock cuando éstos recién tomaban forma. Pero Universo Epígrafe logró contactar a un músico valiente, silenciado durante décadas pese a su impresionante historia de vida y a los documentos que posee.

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Fernando Bermúdez Lores

Gracias a Mario Antonelli, pudimos saber que uno de los primeros bateristas de nuestro rock había mandado una carta a la mítica revista Pelo en la cual denunciaba las mentiras que el periodismo comenzaba a tejer alrededor de la historia.  A pesar de algunas diferencias que poseemos con Antonelli,  éste nos brindó todos los datos que necesitábamos para ubicar esta misiva perdida en el tiempo.

Universo Epígrafe consultó en la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional, con resultados nulos.  El archivo de las revistas Pelo que posee esta institución no supera los diez números. Una muestra de cómo se protege en el país nuestro patrimonio cultural.  Pero cuando ya enfilábamos hacia Congreso para consultar en otra importante biblioteca de la Ciudad de Buenos Aires, fuimos detenidos por un mensaje inesperado. El mismísimo baterista que redactó la carta se contactó con nosotros vía Facebook.

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  Fernando Bermúdez Lores es el nombre de este legendario baterista argentino que no aparece en Google pese a su enorme virtuosismo.  Su participación en las primeras grabaciones del rock argentino y sus increíbles dotes técnicas hacen difícil creer que no haya ningún artículo periodístico dedicado a su figura. La respuesta es simple: Fernando denunció la historia “oficial” del rock apenas surgió,  más de 40 años antes de que Universo Epígrafe se adentrase en el tema. La valentía y la sinceridad suelen ser pagadas con el ocultamiento y el desprecio. Desde nuestro lugar, compartiremos la historia de este músico que nos ha aportado increíbles documentos históricos que permanecían inéditos hasta el día de hoy.

She Bangs The Drums: la larga historia de la batería argentina

La batería del rock argentino tiene una riquísima tradición que pone en evidencia la calidad de nuestros músicos. Javier Martínez, Oscar Moro y Pomo Lorenzo son algunos de los nombres que deleitaron con sus palillos a los oídos de varias generaciones. Por lo general, se cita como primer gran baterista del rock a Javier Martínez, fundador de esa impresionante aplanadora de blues porteño llamada Manal.

Nadie puede osar restarle mérito a un prócer como Martínez, quien desde los tiempos de La Cueva es un actor fundamental de nuestro rock.  Sin embargo, es injusto olvidar a quienes estuvieron antes de él. El líder de Manal no se ha cansado de recordar que el primer rockero  argentino que conoció fue Sandro, pionero  despreciado por periodistas e historiadores bajo epítetos tan clasistas como el de grasa. “Sandro fue el primero de todos. Después vinieron los demás: Los Pick Ups y Los Tammys, todos con el repertorio de Elvis en castellano, pero él lo hizo primero y recontra bien”, dijo en una nota de su autoría. El reconocimiento no es casual: Javier debutó discográficamente junto a Moris haciendo coros en cuatro temas de El Sorprendente Mundo de Sandro, LP solista de 1966 en el que el Gitano mostraba al público cinco composiciones propias cantadas en español.       “[…] Sandro me reconoció como baterista, un día nos pusimos a hacer “All Shook Up” y le gustó tanto que me llevó a la CBS para grabar. ¡Y para mí fue toda una aventura porque ni había entrado en El Grupo de Gastón y ni soñaba con hacer Manal! Conocí el estudio de la calle Paraguay, con Héctor Techeiro como productor. ¡Así que en realidad mi debut discográfico fue haciendo coros con Sandro!”, recuerda Martínez.  Todo esto un año antes de que se publicase el supuesto primer rock en español.

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Javier Martínez con Fernando Bermúdez. Fotos solo publicadas en el FB de Bermúdez

El Sorprendente Mundo de Sandro es una gema indispensable a la hora de reconstruir los orígenes del rock argento.  La nómina de sus músicos incluye una de las pistas fundamentales en la historización de la batería argentina: el baterista del disco es el mismísimo Fernando Bermúdez, quien a lo largo del álbum hace dote de sus impecables habilidades y conocimientos técnicos.

Aunque a la historia oficial le gusten los comienzos míticos, Javier Martínez se ubica en una larga saga de bateristas rockeros.  Deberíamos remontarnos al primer baterista del rock argentino: Jorge Padín,  quien fue un engranaje fundamental de la banda de Eddie Pequenino y también acompañó a Sandro en la mayoría de sus discos y varias giras. Pero concentrémonos en Bermúdez, uno de los principales valores del rock de comienzos de los 60.

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Jorge Padín, primer baterista del rock argentino

Llama la atención que se hable tan poco de Fernando siendo que tuvo una carrera tan extensa en el exterior, que comenzó con su colaboración con la banda chilena Bric a Brac y su ida a España.“En 1969 me fui y no volví por quince años. La última vez   que estuve en Buenos Aires fue en 2013”.   Fernando empezó una larga carrera en Europa , en la cual tocó con Los Bravos, Pop Tops, Miguel Ríos, Alcatraz, Paloma San Basilio, Cecilia, Massiel, Sergio y Estíbaliz, Pedro Iturralde, Connie Phillips, Vanilla Fudge, Bobby Sherman, Larry Coryel, Steve Marcus, Jorge Santana, Hilario XCamacho, Clamores Diexieland Jazz Band. Ha integrado bandas como Extudiantes y Delirium, y posee su grupo de jazz All Star Band. También acompañó a Moris, otro pionero argentino que viajó al país ibérico

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 Escucha muy bien este Ton Ton: Bermúdez y Tedesco, o cómo rockear desde 1961

Para estudiar los orígenes de la carrera de Fernando, debemos remontarnos a los principios de los 60. Él fue el baterista de Johnny Tedesco, un precursor desdeñado por la historia oficial. Los intereses ocultos detrás de esta injusticia son claros: Tedesco lanzó en 1961 un rock de composición propia cantado en español que hizo vibrar a todo el país. El Rock del Ton Ton fue grabado por Johnny cuando solo tenía 17 años, lo que lo catapultó a la fama y le permitió ser parte del flamante Club del Clan. Él había compuesto el furibundo rockabilly en 1959, en su casa de Villa Urquiza. Casualidad o no: éste fue el mismo barrio en que vivieron Eddie Pequenino y Johnny Carel, dos de los primeros rockeros argentos.

Hasta el momento, no se encontraba ninguna imagen en internet de la banda que acompañaba a Tedesco. Pero Bermúdez nos obsequió una foto que rompe este silencio de años. “De muy muy principio de los años 60, yo tocando con Johnny Tedesco.  Primera banda. Toto Pomar en bajo eléctrico de pie, Lito en  guitarra.  Johnny cantando y en guitarra.  Y yo tocando de pie, con caja (snare) y plato”,  nos dijo Bermúdez para ilustrar esta foto tan valiosa. En esas épocas, él usaba una batería mezcla de Gretsch Slingerland (Domínguez; 2002; p. 151) . «La caja fue fabricada por Caf, que la hizo parecida a una Premier que usaban The Shadows, con parches de piel», describe con precisión técnica.

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Primera formación de la banda de Johnny Tedesco

Tedesco usaba una guitarra Gianini de fabricación brasileña y una Fender Jazmaster. El guitarrista Lito Aiello provenía del jazz y fue integrante del sexteto del grupo Washington Bertolín y su sexteto de jazz.   Usaba una guitarra Gianini. En el 2012 compartió un emotivo reencuentro en escenarios junto a Tedesco, en el que ambos dieron una verdadera clase de rock and roll.  José “Toto” Pomar es el primer músico argentino que utilizó bajo eléctrico en el país, dato que hasta esta nota no había sido publicado en ningún artículo periodístico.  Su bajo fue de fabricación casera, imitando la forma de un Höfner. La especialidad de Pomar ha sido siempre el contrabajo, con el que se lució en el álbum lanzado en 1960 por el grupo de Dixielanders.  Toto  también tocó con Louis Armstrong, Ella Fitzgerald, Tommy Flanagan, Teddy Wilson y Gene Krupa. Sin embargo, aún es un desconocido para nuestro periodismo musical.

La banda de Tedesco fue cambiando su formación paulatinamente . “La segunda etapa fue con Adalberto Cevasco en  bajo, Johnny y yo.  Grabando en esta época estaba Herbert Orlando en guitarra. Herbert se fue a los cielos el año pasado”, nos explicó Fernando antes de enviarnos las dos únicas fotos que se conservan de esta line up. Una sola de ellas había sido publicado con anterioridad por un argentino, quien fue el mismo Bermúdez en su Facebook personal; nunca antes un artículo periodístico o libro de nuestro país las había incluido.  Y una de estas dos imágenes está publicada en el libro Bienvenido Mr Rock. Los primeros grupos hispanos 1957 – 1975 , escrito por el músico español Salvador Domínguez. Mientras los «historiadores» y «periodistas» locales desconocen que Tedesco hacía rock antes que Los Gatos, un español les pinta la cara a kilómetros de distancia. Un triste récord de los escritores de la historia oficial. Disfrutemos de esta foto en la que se ve claramente el hermoso bajo Fender Precission de Adalberto Cevasco. 

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Segunda formación de la banda de Johnny Tedesco

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Ave de Paso: el fatal combo de Sandro

El archivo fotográfico de Fernando bien podría ilustrar una historia revisionista del rock argentino, que se preocupe por hablar de los verdaderos  pioneros y creadores de este género. Al haber acompañado a dos de los principales rockeros anteriores a La Balsa, sus documentos y memorias ocupan un lugar privilegiado.

Dijimos que acompañó a dos rockeros, uno de los cuales ya sabemos que era Tedesco.  Pero el otro era el mismísimo Sandro, uno de los precursores insultados y atacados por la pseudo intelectualidad hippie. Tras motes como el de “grasa”, se escondía un clasismo rancio que reaccionaba con  horror ante un ídolo de la cultura popular que provino de orígenes muy humildes y trabajadores.

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Sandro

Sandro conoció el rock a fines de los 50, cuando vio en el cine a la legendaria película Blackboard Jungle. Un film que se hizo harto conocido por su banda sonora, que incluía el himno rockero de Bill Halley: Rock Around The Clock. John Lennon, Eddie Pequenino y Sandro poseen algo en común: ambos decidieron volcarse hacia el rock tras ver esta película. Mientras que Pequenino grabó covers de muchas de las canciones que acompañaban a los films de Bill Halley, Sandro empezó a interesarse por el rock y a aprender guitarra. La importancia de los films en los que tocó Bill Halley aún no ha sido reconocida como se debe en la historia del rock argentino

Los bailes y desmanes producidos durante las películas fueron recordados por El Gitano en la entrevista que concedió al programa Lote Rock en 1987, conducido por el legendario Julio Guichet. “Cuando aparecían los títulos,  se armaba”, afirmó en esta entrevista poco mencionada en los libros. El periodista Pablo Sergio Alonso  ha hecho referencia a ella en su  excelente investigación ´La Música de Sandro. Cómo se Hicieron sus Canciones”, haciendo referencia a cómo Roberto Sánchez  experimentó los cambios  sociales creados por el rock a fines de los 50. El ocultamiento de la entrevista se debe a una simple razón: en el minuto 2:12, el ídolo de Valentín Alsina afirma que «el primero que hizo rock en este país fue Eddie Pequenino». Un hecho inaceptable para los defensores y paladines de La Balsa. 

“Realmente fue una música excitante. Recuerdo que una noche estábamos cenando en casa con la radio y pusieron Dynamite (1957), por Brenda Lee, y  yo revoleé los  cubiertos. Me comí un cachetazo… mi viejo me metió la cabeza adentro del plato. Pero realmente era muy fuerte, rompía toda una serie de esquemas, en una sociedad que ese momento venía esquematizada; muchísimos tabúes; el color predominante era el marrón, el gris, y el azul, es un momento donde aparece la nouvelle vague, veníamos de los beatniks, aparece Jean Paul Sarte, era una conjunción de un montón de elementos sociales, y lo que faltaba era la música, y la música fue el rock  […] ahí es donde yo tomo contacto realmente con el rock, y dije: ´Esto es lo que me gusta ´(Alonso; p. 29)

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Programa de una de las películas de Bill Halley estrenadas en el país. Aportado por Alejandro Molinier

Pese a que la historia oficial sostiene que antes de 1967 solo había comercio y estupidez,  Sandro recordaba como el rock rompió los esquemas de la cultura argentina y creó una brecha generacional. Su genio permitía comprender que la diversión y el pasatismo podían ser la rebeldía perfecta:

´El rock and roll es una música si se quiere pasatista, divertida, que es producto de la posguerra, que nace para una juventud que estaba prácticamente sin valores  y con no muchas ganas de pensar,  porque cuando se viene de una posguerra hay muchísimos factores que pesan y presionan. Había una gran revolución, entonces el rock era un poco eso: tratar de no pensar, era agitarse y darse vuelta, como bien lo dice. Pienso que el rock es una forma de música para expresar las cosas que quizás se dijeron siempre” (ob.cit)

La entrevista al Gitano nos revela que no hubo que esperar a la contracultura hippie de los 60 para que el rock promocionase la revolución sexual. Además, también es una herramienta valiosa para reconstruir los cambios estéticos generados en la época; mientras los hippies repudiaron a Virus en los 80 por defender el cuidado de la imagen, los primeros rockeros del país debían soportar que sus padres les pegasen por usar jean.

“El sexo ya no fue una cosa mal vista o sucia. Además era hermoso porque nos empilchábamos de colores, se había dejado el gris de lado. Yo me acuerdo que para tener mi primer blue jean tuve que pelearme con mi viejo, y casi me echan de casa. Claro que después, cuando mi viejo descubrió que daba resultados, no quería comprarme otros pantalones… “(ob.cit)

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Virus

En 1960,  Roberto Sánchez  compuso un tema propio aún inédito llamado “Comiendo Rosquitas Calientes en el Puente Alsina”,  junto su banda Los Caniches de Ocklahoma.  Los nombres parecen bizarros, pero el ídolo  explicó que era sólo humor:

“Reconozco que ese título hoy suena para reírse largo rato, pero repito que todavía no me daba perfecta cuenta de que eso podía llegar a convertirse en mi pasión y mi medio de vida “(ob.cit; p. 30)

En sus comienzos, Sandro también cantó boleros con formaciones de las cuales no hay registros grabados: podemos mencionar el dúo con Enrique Yrigoiytía, el Trío Azul y  el dúo  Los Caribe.  Luego de su experiencia con los Caniches, compuso un jingle para la Sedería Bruno de Valentín Alsina (ob.cit; p. 33)

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En 1961 se constituyó la primera formación de Sandro y los de Fuego. En ese mismo año, fueron azotados a monedazos en el estadio Obras (ob.cit; 37) y atacados en el Tercer Festival del Twist organizado en el Luna Park (ob.cit; 39). La sexualidad de los movimientos de Sandro era incomprendida por un público acostumbrado a presentaciones más pacatas y ordenadas. La pasión del mítico cantante revolucionaba la manera en la que los cantantes se desenvolvían en los escenarios.

El periodista Pablo Alonso rescató un libro de actas que prueba que Sandro y los De Fuego ya poseían dos temas propios  entre 1961 y  1963. Uno era Desaliñada (compuesto por el mismo Roberto Sánchez) y el otro era Chiquilina (firmado por el guitarrista rítmico Miguel Vázquez) Ambos temas poseían letras en español (ob.cit; pp 39 – 40)

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Sandro y Los de Fuego

Los recitales dados por Los de Fuego en 1962 prueban que la emoción rockera y su pasión descontrolada ya existían cinco años antes de La Balsa. En los recitales del grupo se registraron los primeros pogos de la historia argentina: el guitarrista “Pichi Sandri” recordó:

“Había bardo, piñas, trompadas, los pibes se ponían celosos con nosotros y a  la salida por ahí nos ligábamos una patada en el culo  que no sabíamos de donde venía. Ligábamos (mujeres, no patadas) por ser Los de Fuego, por las nuestras; éramos Gardel y los guitarristas. Era una aventura nuestra y lo cortábamos cuando quería, había que cortarlo rápido porque venían a matarnos. (ob.cit; p. 45)

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 Sandro aseveraba que la bronca juvenil era motivada por el mismo grupo y que se enlazaba con la necesidad de un cambio social.

´Rompían todo, todo directamente porque aparte los provocábamos. Es decir, sabemos siempre que la juventud es totalmente revolucionaria y quiere cambiar todos los sistemas sociales. Eso es lógico y el que nos así es porque tiene lavado cerebral, ¿no es cierto? Nosotros imaginate, que tenemos 17, 18 años, la edad promedio sería de 18, 20 a lo sumo; todos. Entonces, obviamente subíamos al escenario tratando de ser lo que los chicos eran, y teníamos muy claro un concepto, que es decir: ´tenemos que ser el elemento motivador como el partido de fútbol´. El abogado: toda la semana muy sobrio, traje gris a rayas, corbata; llega el domingo y al tipo lo ves prendido en un alambrado, gritando cosas que en la corte estoy seguro que jamás las diría, y era lo que pasaba con Sandro y Los de Fuego. La pibada iba porque se encontraba con un  elemento motivador  y una buena excusa para darle rienda suelta a toda la energía y toda la polenta que tiene” (ob.cit; p. 45)

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El debut discográfico de Sandro se dio en 1963, cuando hizo voces y guitarras en un simple de Los Pólvora, un grupo rockero del sur bonaerense que solo grabó dos canciones. Una de ellas es un cover twistero de Cuando Los Santos Vienen Marchando y la otra es una composición propia llamada Abuelito Baila Rock. Los Pólvora componían temas propios en español cuatro años antes de La BalsaJavier Martínez ensayó una vez con ellos cuando faltó el baterista del grupo (Alonso; p . 49)

Roberto Sánchez logró grabar varios simples entre fines de 1963 y principios de 1964 como solista, acompañado de la orquesta de José  Carli (quien firmaba bajo el psudónimo de Milo). El repertorio estaba integrado por las canciones más melódicas y lentas de los rockeros estadounidenses.  Cabe destacar la canción Polka Rock, una composición de Abraham Loiterstein y Micaela Cabrera (firmada como Alejandro Chamica) que mezcla el twist con la polka.  Otra vez más, estamos ante un rock and roll en español que antecede a La Balsa por tres años.

Los simples no anduvieron bien en el mercado y Sandro volvió a  juntarse con Los de Fuego, grabando dos LP durante 1965. Ambos muestran cuán desenfrenado y acelerado era el rock argentino antes de 1967. Covers furibundos como “Hippy Hippy Shake” y “My Bonnie” convivían con temas propios de la talla de “Peggy Peggy” y “No Puedo Esperarte Más Nena”. La Invasión Británica también tenía su lugar, como lo atestiguan los covers de “Ticket To Ride” de The Beatles y “La casa de Sol Naciente“(folk estadounidense popularizado por The Animals).  Los dos long plays  grabados por el grupo suman cinco composiciones propias cantadas en español.

Los De Fuego escandalizaron tanto en los bailes como en programas televisivos de la talla de Sábados Circulares.  Sectores conservadores llegaron a pedir la censura de Sandro, quien bailaba con movimientos sensuales y  se tiraba al piso con una pasión pocas veces vista en los escenarios argentinos. La única filmación que poseemos  de sus actuaciones pertenece al film Convención de Vagabundos, la cual representa una prueba palpable de que la cultura rock existía años antes de Los Gatos. Vestido con una campera de cuero a lo James Dean, Roberto Sánchez enloquecía a las tribunas con sexualidad y euforia cantando una versión en español de Rit It Up de Little Richard. La filmación se la puede ver en el minuto 41:46 de un video subido a Youtube. Carlos Martín (productor de Aquí la Juventud,  el primer programa televisivo en el que debutó Sandro) explica cómo fue el escándalo que desató el líder de Los de Fuego:

“El primer programa que hace conmigo en televisión se saca la camisa, y se queda en cuero: en ese tiempo era como ponerse en bolas, ¡sacarse la camisa! Hoy te ponés en bolas y nadie te da bola” (ob.cit; p. 47)

Pero el rocker criollo necesitaba seguir creciendo en su carrera y precisaba de una banda que lo acompañase en la búsqueda de un nivel musical superior. Es así  que en 1966 lanza su primer LP solista, titulado El Sorprendente Mundo De Sandro. Una joya que contiene un tema propio llamado Johnny, que  en su letra denuncia el horror de la guerra probando que la contracultura no nació con Rebelde de Los Beatniks. Vale aclarar: la guitarra eléctrica con la que Moris interpreta el solo de este tema fue un préstamo de Sandro. Rocanroles clásicos como Tutti Frutti, antecedentes de la futura carrera melódica de Sandro (Muchacho de la Cara Triste) y una interpretación tan virtuosa como acelerada de What ´d I Say de Ray Charles  son algunas de las perlas a las que Sánchez  recurrió en este álbum.

Las dotes compositivas de Sandro tenían el acompañamiento preciso del Black Combo, grupo formado por el mismísimo Fernando Bermúdez, quien nos recuerda: «Sandro era muy, muy amigo mío. Adalberto Cevasco en bajo, Herbert Orlando en guitarra, Bernardo Baraj en saxo y Luis Vecchio (también en los cielos) formamos The Black Combo con Sandro.  Y grabamos su primer disco, después de Los de Fuego: El Sorprendente Mundo de Sandro. Yo grabé tres discos más que permanecen conmigo”

The Black Combo bien podría ser considerado el primer supergrupo del rock argentino. Bermúdez, Cevasco y Orlando ya habían tocado juntos como acompañantes de Tedesco; también eran habitués de La Cueva, donde reclutaron a Luis Vecchio (apodado Luigi) y Bernardo Baraj, quien luego sería saxofonista de Leonardo Favio  y Alma y Vida; y fundador de Baraj- Barrueco y Vitale- Baraj – González. Vecchio triunfaría como pianista de jazz en las Islas Canarias, mientras que Cevasco acompañaría al Gato Barbieri y a Astor Piazolla.

“La relación nuestra con Sandro fue siempre de muy amigos. Sin estar tocando  con él, yo junté a todos para formar el grupo. También (fue) mi idea de llamarlo Black Combo, por los discos que yo tenía en esa época – y aún los conservo- de Bill Black, con Scotty Moore y DJ Fontana, además de Floyd Cramer´”, recuerda Bermúdez en el libro de Alonso. Bernardo Baraj cuenta en la misma obra que Fernando y Herbert veían de tocar con Johnny Tedesco, y que Bermúdez lo llamó a él luego de que Sandro le pidiese armar la banda. Sobre la inclusión de Luis Vecchio, el saxofonista detalla: “Iba a La Cueva, no sé si llegó a tocar (alli), era un personaje. Él entró después en la banda, era (originalmente) un cuarteto. Ensayábamos en Valentín Alsina, en esa época él (Sandro)  vivía ahí, en una casa vieja que tenía un garage adelante” (ob.cit; 99)

Herbet Orlando contó poco antes de su muerte: “Nosotros  con Fernando y Adalberto estamos con Johnny Tedesco en su apogeo. Tocábamos más o menos, porque recién empezaba el rock and roll, teníamos instrumentos de acá (ob.cit; p. 99)

Hasta el momento, solo se conservaba un breve video con poca calidad de imagen en el que se ve a Sandro junto al Black Combo interpretando una versión del clásico Lucille de Little Richard.  Pero Fernando Bermúdez nos envió una verdadera exclusiva: una imagen en la que se lo ve a él junto al Gitano y al “Pichi” Sandri, guitarrista de Los De Fuego que siguió tocando como sesionista junto al Gitano. “Esta próxima foto es muy especial. Bar del Griego,  calle 25 de mayo y Viamonte. Sentado, mi amigo Pichi, guitarrista de Los de Fuego. Yo de pie, con  chaquetón USA. Y  a mí lado, Sandro. !!! Ya estábamos grabando el primer long play, antes mencionado.”, rememora emocionado Fernando.  Esta foto no había sido publicada en ningún artículo o libro argentino; solo estaba en la obra del español Salvador Domínguez, anteriormente citada.  Fernando también nos envió una imagen en la que se lo ve junto al bajista del Black Combo, pero la reservamos para el final debido a que contiene otra sorpresa.

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 Sandro, Fernando Bermúdez y «Pichi» Sandri

Sandro y La Cueva: la mayor calumnia de la historia del rock argentino

El desprecio de los periodistas de rock hacia Sandro ha llegado al extremo de no mencionar o incluso negar que él tocaba asiduamente en La Cueva, el mítico boliche que albergó a los rockeros. Pese a que libros enteros referidos a La Cueva no mencionan al Gitano, éste llegó a prestarle su nombre al lugar para que más gente asistiese a él.

Tres libros fundacionales de la historia del rock argentino no mencionan en ningún momento el rol de Sandro en La Cueva. Nos referimos a Agarrate! (Juan Carlos Kreimer; 1970);  La Música Progresiva Argentina, más conocido por su subtítulo Cómo Vino la Mano (Miguel Grinberg; 1977); e Historia del Rock en Argentina (Marcelo Fernández Bitar; 1987). El ocultamiento del ídolo popular ha llegado a límites realmente inconcebibles por la moral. Litto Nebbia ha llegado a declarar que Sandro nunca «hizo nada para ni con el rock […] sencillamente no tuvo nada que ver» (Alonso; p. 106).  También ha asegurado que El Gitano  Tedesco solo hacían covers (Bitar; 2016) , algo totalmente falso ya que Sandro había grabado doce composiciones propias en español antes de 1967 y Johnny ya había grabado en 1961 un tema propio, compuesto en 1959. Conste que no estamos contando los temas inéditos de Sandro y los de Fuego;  la participación de Sánchez en el tema propio de Los Pólvora, su grabación del Polka Rock compuesto por empleados de Columbia y las canciones propias que grabó en 1967. 

Esn una entrevista de los 70  Nebbia calificó de «basura » a la  música de Sandro  (Revista Cristina; junio de 1972) En 1982, consideró que el público rockero había evolucionado porque había adquirido una «identidad» que según él no existía en la época de Los Gatos, solo porque este grupo compartía público con Sánchez. Y por supuesto que lo iban a compartir: ambas propuestas musicales pertenecían al rock, aunque Litto lo niegue. «Todo el público, parece, tiene conciencia de una búsqueda de identidad. Ve en el músico un protagonista que de alguna manera los representa. Eso no existía antes. Nosotros, en la época de Los Gatos, éramos masivos pero de aquí a Beirut, y sin embargo no existía ese tipo de conciencia. Nosotros les gustábamos a esos tipos que les gustaba la nueva música de vanguardia argentina y también les gustábamos a la gente que les gustaba Sandro. Eramos algo recreativo, un grupo que hacía canciones lindas, que sonaba bien» (Revista El Porteño ; abril de 1982)

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Pero Sandro nunca se olvidó de aquella época y la recordaba bien en la entrevista concedida a Lote Rock en 1987, rescatada por Pablo Alonso:

“Yo fui uno de los tipos que hicimos La Cueva, con Pajarito Zaguri,  el Gordo Martínez y yo; los tres. Comienzos del 64, más o menos. Ese era un lugar que se tocaba jazz, que se llamaba Pasarotus y prácticamente no iba nadie, un lugar que estaba prácticamente muerto. Un día estaba en un ensayo, se ensayaba mucho en aquellas épocas, en un lugar llamado Callao 11, que ya no existe, tenía todas salas de ensayo abajo[…] Un día aparece Pajarito: ¿Vos sos Sandro, no? ´, porque tenía una manera muy simpática hablar tan simpática, siempre me acuerdo mucho de Pajarito. ´Sí ´ Dice:´Mirá ,che, hay un lugar para copar. Fue la primera vez que yo oí la palabra ´copar´.

Estamos hablando del 64, ese es el idioma que usábamos nosotros, que se inventó ahí adentro. Y fuimos a ver el lugar, el dueño era un señor chileno. Rosado de apellido, fuimos dos o tres días seguidos a ver qué pasaba, y no pasaba nada, y entonces le tiramos la idea ´ ¿Qué pasaría  si lo manejamos nosotros, te traemos otro tipo de gente? ´[..] Si está la gente y traen la plata, hagan lo que usted quiera, vo´ y no sabía en lo que se metía, y no tenía idea de que eso iba a ser un poco la catedral del rock nacional, ¿no?  (Alonso; p. 104)

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En el libro Sandro. El Fuego Eterno, de Mariano del Mazo, el líder del Black Combo afirmó: “[…] empezamos a yirar por la ciudad y en Juncal y Pueyrredón descubrimos un boliche cuya barra estaba atendida por un tal Nibardo Bravo, que se parecía mucho a Osvaldo Terranova.  Pajarito lo encaró y le mintió: ´Buenas tardes, soy hijo de un general retirado, queremos tocar´. El tipo nos derivó con el dueño, el señor Rosado,  un chileno que nos dijo que sí, que perfecto. Pero el lugar no existía, así que nos pusimos las pilas y junto con el Gordo Martínez compramos unas maderas y construimos el escenario, nos costó, recuerdo, 1800 pesos. Empezamos a tocar y a los tres días estaba lleno de gente que quería hacer rock and roll. Claro, era el único boliche. Por ahí pasaron todos “ (citado en Alonso; p. 107)

Las mentiras y falsedades creadas por los periodistas rayan en la inmoralidad. Sandro, el hombre que durante años no fue reconocido como rockero y fue acusado de “comercial” y “grasa”, es la misma persona que junto a pioneros como Pajarito Zaguri logró que La Cueva fuese un lugar de rock. Las 196 páginas del libro de Bitar (edición 2006 en PDF) son incapaces de mencionar que el Gitano llegó a poner dinero para construir el escenario del lugar más mítico de nuestro rock.  Y en su última edición de 2016 titulada 50 años de Rock Argentino (un libro que miente desde el mismo título, negando que nuestro rock posea 60 años) menciona el rol de Sandro en La Cueva al paso, tomándolo como un mero rumor. En las propias palabras de Sánchez:

“{…] si la Cueva la hicimos nosotros con el Gordo Martínez, con nuestras manos, empapelando todo con los papeles de la tintorería de la abuela del Gordo. Esa es la realidad que después muchos pseudo periodistas rockeros me negaban, como que yo iba por ahí muy de vez en cuando, o que allí solo guardaba mis instrumentos. ¿Te das cuenta? ¡Si La Cueva era mía! Yo tengo fotos ahí en la puerta que dice La Cueva de Sandro » “(Alonso; p. 109)

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Un personaje citado en el testimonio del Gitano es Horacio El Gordo Martínez,  quien es apenas mencionado por el periodismo  pese a haber sido productor de Los GatosMartínez dijo:

“[..] Y una vez conocí en Callao 11 a un grupo muy bueno que todavía no tenía nombre y que integraban Nacho Smilari, que aún era menor de edad, Carlitos Carnaza, que después fue de Alma y Vida, el baterista Raúl Villaba y Rubén, un cantante de Valentín Alsina que era vecino y medio amigo de Sandro. Estos tipos, que finalmente se llamaron Las Sombras, siempre me hablaban de Sandro, me aseguraban que era rockero y que ya grababa discos y trabajaba profesionalmente.  A su vez, ellos le habían a comentado a Sandro que nos conocían a Moris, a Pajarito y a  mí. Entonces, un día arreglamos para encontrarnos. Y bueno, cuando lo conocemos a Sandro nos pareció un personaje fantástico. Al poco tiempo Sandro le consiguió a Las Sombras una prueba en La Escala Musical, donde él ya trabajaba seguido. Pero por un problema los pibes no pudieron tocar, y nos volvimos a  Callao 11 con todos los instrumentos. Entonces aprovechamos y le dejamos un mensaje, porque él también ensayaba ahí: ´ A  la noche vamos a estar en Pasarotus, el sótano de Pueyrredón casi Juncal. Venite.´ Y esa noche, a eso de las 11, Sandro apareció por primera vez en La Cueva.

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La Cueva

El guitarrista Ricardo Lew también confirmó que Sandro se hizo presente en el recinto:

´Sandro venía a La Cueva y como no iba mucha gente-porque era un tugurio chiquito y mugroso- el encargado del local, que se llamaba Bravo, le dijo: ´Che, ¿no me dejás ponerle La Cueva de Sandro, a ver si viene más gente? Y Sandro, que era un tipo divino, le dijo que sí, entonces durante un tiempo se llamó así “(Alonso; p. 11)

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Ricardo Lew

Miguel Abuelo y el mismo Pajarito Zaguri confirman que Sandro tocó en La Cueva:

“Cuando lo conocí, Sandro me pareció muy simpático. Era un tipo muy abierto, muy afectuoso y muy inteligente. Hoy tengo un buen recuerdo dé él, y  cada vez que puedo le tiro flores, porque es de esa camada de gente anterior a mí que se salva. Es un tipo de grandes valores humanos (Miguel Abuelo citado en Pintos; p. 71)

Los últimos grupos que vi en La Cueva fueron Las Sombras, eran muy buenos, y Los de Fuego con Sandro, que no tocaban oficialmente pero iban siempre y se prendían a la zapada“ (Pajarito Zaguri ; citado en ob.cit)

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Miguel Abuelo ensangrentado por botellazo lanzado en recital por hippies

Javier Martínez es otra voz autorizada para referirse a las interpretaciones del Gitano en La Cueva:

“Lo básico de La Cueva eran los tres músicos que tocaban rock instrumental todo el tiempo. Y después, si tocaban algún tema cantado, lo cantábamos nosotros, los que andábamos por ahí. Venía Sandro y se cantaba Tutti Frutti, venía Moris y se cantaba, no sé, Sally la Alta.” (Pintos; p. 69)

“Ahí me hice amigo de Sandro, que para mí es un maestro del rock y eso es algo que poca gente lo sabe, porque después él se dedicó a otro género que lo hace muy bien también.  Hay gente que no sabe que Sandro es un gran rockero, por eso me encanta pasarle el aviso porque se lo merece, fue un gran maestro para todos nosotros. Digo que aprendí mucho porque, por ejemplo, Sandro en esa época era un gran profesional, y yo apenas era un tipo que estaba en la semiprofesionalidad, queriendo empezar. Y aprendí mucho en charlas con él. Fue muy inspirador el contacto con tipos como Sandro (ob.cit)

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Pajarito Zaguri

 

Roberto Rosado, uno de los dueños de La Cueva, también testifica la llegada de Roberto Sánchez al recinto:

´Después, en el último tiempo, estuvo Sandro. Acá se inició Sandro y con él se terminó La Cueva. Por eso se llamó en un tiempo La Cueva de Sandro. Antes fue La Cueva de Pasarotus´ (Pintos; p. 59)

Pablo Alonso rescató un artículo de época de la revista Antena en la que Sandro dice ser dueño de La Cueva:

´Se trata de un bar, donde el dueño es el que llega. Más explícitamente,  a cada amigo mío le entregaré una llave, que le permitirá entrar cuando quiera {…] Surtiré el bar y después cada dueño de llave repondrá lo consumido {…] Entre otras personas, varias figuras de cine, la radio, el teatro y la televisión” (Alonso; p. 110)

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Entrada de La Cueva

El Gitano parece ser un mentiroso que se arrogó la propiedad de La Cueva. Pero en realidad, esto era sólo  un truco publicitario para que más gente asistiese al lugar. El saxofonista Bernardo Baraj explica:

´Le empezaron a poner La Cueva de Sandro porque Sandro empezó a regentear La Cueva, estaba todas las noches; estaba medio asociado con el tipo. El que estaba asociado ahí atendiendo se llamaba Bravo, que regenteaba el lugar junto con Sandro. Si hubiera sido un favor comercial, Roberto no estaría trabajando ahí, él estaba atendiendo el lugar, estaba siempre ahí” (Alonso; p. 110)

En palabras de Fernando Bermudez, el nombre fue puesto «por razones más que nada comerciales. Sandro nunca regenteó La Cueva»  (Alonso; p. 111)

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Bernardo Baraj

Moris es otra voz que certifica que Sandro iba a La Cueva y cedió su nombre para publicidad:

«Sandro medio aparecía como dueño de La Cueva porque en ese momento era un personaje público que hacía shows de rock, todavía no había entrado en el mundo de la balada. Sandro llegaba a La Cueva todos los fines de semana, con los bolsillos llenos de dinero y con ese dinero invitaba a todo el mundo, era imposible estar con él y pagar alguna cuenta. Sandro levantaba mesas de veinticinco personas. » (Alonso; pp. 106 – 107)

Moris

                        Moris

Universo Epígrafe pudo contactarse con Carlos “Carnaza”  Villalba, bajista de los legendarios Alma y Vida y músico de La Cueva. De hecho, él fue uno de sus dueños. El diálogo que mantuvimos vía telefónica fue más que sustancioso y le debemos un agradecimiento sincero. Villalba nos contó que él ensayaba en Callao 11, lugar al que describió como un “bar grande” con “sala de ensayo”.  Nos relató que Sandro llegó en taxi al lugar y le contó de La Cueva, invitándolo  a conocerla. Carnaza solo poseía 18 años.  Nos confirmó que el lugar se llamó La Cueva de Sandro para convocar más gente. “La diferencia entre la música complaciente y la comercial es una boludez. La música es buena o mala, y eso es según quien la oiga también”, nos dijo enfáticamente Villalba destruyendo las mentiras que rodean a la legitimación del “rock nacional”

La contratapa de El Sorprendente Mundo de Sandro promocionaba en 1966 a La Cueva:

“Para poder apreciar otra de sus múltiples facetas debemos trasladarnos a un lugar del Buenos Aires nocturno denominado ´La Cueva´, local donde noche a noche se dan cita los amantes del ´rock and roll´, ´beat´, ´folk rock´ y otros ritmos exitantes (sic). SANDRO, uno de los fundadores de ´La Cueva´ se reúne frecuentemente allí con amigos suyos, músicos intuitivos y entonces comienzan a improvisar furiosamente provocando el delirio de los fanáticos que baten palmas a su alrededor. Hemos querido presentar una de esas ´sesiones´ utilizando los mismos músicos e instrumentos  y es así como insertamos en este disco cuatro temas de mucho ritmo. Qué Noche, Es Tan Bueno, Tutti Frutti y una especial versión de Qué Dije, donde se ha logrado el ´clima ´propio de las noches más inspiradas “(Alonso; p. 141)

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Carlos Villalba

Al igual que Roberto Sánchez, los dueños de La Cueva son poco mencionados.  Uno de ellos fue el mismísimo Billy Bond, de quien los periodistas solo hablan si al referirse a su etapa en los 70 con La Pesada del Rock and Roll. Pero Billy ya tocaba a principios de los 60 con Los Bobby Cats, y Los Guantes Negros, grupo que poseía composiciones propias en español y actuó en televisión. A esto hay que agregar sus discos solistas lanzados  en el segundo lustro de los 60 y sus múltiples presentaciones televisivas en La Escala Musical. Bond fue uno de los fundadores de nuestro rock pero la historia prefiere creer que recién comenzó a tocar  en los 70.

“Y en determinado momento dijimos:´ ¡Por que no abrimos un lugar para amigos y continuamos la música por ahí ya no jazz sino algo más Beatle, Guantes Negros, Shakers? ´´ Bueno, a Bravo, que era el encargado, le gustó la idea y nos dijo que iba a hablar con Blanco, el dueño, para ver qué arreglo podíamos hacer. Así le arrancamos el lugar a Blanco. Fue una división en cuatro partes: una la mía, una de Carlitos Carnaza, una de un chico que era peluquero y la otra de Bravo. La tarea de Carlitos era animar, y para eso formó Las Sombras. Llamó a un bajista, a un baterista llamado Claudio, que después se vino a  San Pablo y tocó con los Secos y Molhados, y otra gente más, y formó un conjunto. Tenía que tocar, puso los equipos […] De madrugada siempre caía Sandro. Me acuerdo que una vez apareció la posibilidad de hacer una cosa de prensa con Sandro, y  se interesó. De ahí que le sacaron fotos en La Cueva. Ahí hablaron de La Cueva de Sandro […] me acuerdo que el tipo venía de madrugada y se quedaba tocando el piano y cantando boleros. Me acuerdo como si fuera hoy. Cuando se iba todo el mundo, Sandro se sentaba y tocaba (Pintos; pp 60- 61)

bond

En una entrevista concedida al periodista Claudio Koremblit, Bond ha desafiado a que alguien se anime a mirarlo  a los ojos y decirle que no era el dueño de La Cueva  (minuto 50 del video). En una entrevista brindada al diario Clarín dijo: “Hay gente turbia que aún dice que yo no fui el dueño de La Cueva. ¡Y hasta tengo los recibos de alquiler!”.

Billy Bond es el único músico que menciona  a Blanco como dueño de La Cueva, y el más  firme en decir que a Tanguito lo echaban de La Cueva por ser menor de edad. “Tanguito no entraba a La Cueva porque era menor. Si por ahí cantaba Perro Feroz, era al final del expediente, a las dos y media o tres de la mañana, cuando conseguía entrar. Ante no lo dejábamos entrar porque la policía caía dos veces por noche, a las 11 y a las 2 de la matina. Después la cana se iba a dormir y no volvía. Entonces a partir de esa hora, y hasta las 4, por ahí entraba Tanguito. Y sí, cantaba Perro Feroz pero en español, no en inglés. Me acuerdo, claro” (Pintos; 76)

tanguito

Tanguito

En el minuto 52:40 de la entrevista realizada por Koremblit, Bond describe a Tanguito como un “hinchapelotas” que había que echarlo siempre. En el minuto 51:49, plantea sus discrepancias respecto del rol fundacional de Zaguri y lo describe como un “cajetilla que venía de smocking”. En el libro de Víctor Pintos sobre la vida de Tanguito, asevera: “Y Pajarito Zaguri era un cajetilla, no lo conocía bien a Sandro. Te lo afirmo yo. Pajarito iba a La Cueva de smocking  a la una de la matina, borracho” (Pintos; p.62)

Billy no coincide en que Sandro y Pajarito Zaguri hayan tenido el rol que se adjudicaron e incluso se ha enojado con El Gitano por fomentar el equívoco de qué él fue uno de los dueños.  Sin embargo, también confirma que Roberto Sánchez tocaba en el lugar y testifica que el lugar usó su pseudónimo artístico para promocionarse. Los testimonios de los  protagonistas, los artículos de las revistas e incluso la contratapa de un disco prueban cuán mentirosa y canalla ha sido la historia oficial.

Las fotos que terminan con todas las discusiones: evidencia fotográfica que muestra a Fernando Bermúdez y a Sandro en La Cueva

Se suele repetir que una imagen vale más que mil palabras. Y Fernando Bermúdez es consciente de esto. Por eso, nos alcanzó una foto que lo muestra a él y a Cevasco tocando juntos en La Cueva. 

Hasta el día de hoy, unos pocos artículos reproducían una fotografía de mala calidad en la que se ve al Gitano cantando con Billy Bond dentro del legendario boliche. Pero Bermúdez nos envió una foto mucho más clara, que sólo había sido publicada en el facebook de Bond sin detallar dónde había sido sacada. (Corrección: Mario Antonelli aclara que la foto pertenece a La Cueva creada por Billy Bond años después del cierre de La Cueva de Pueyrredón, también propiedad del mismo Billy)

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Sandro junto a Billy Bond en La Cueva de Pueyrredón

“Por favor, mirá bien. De izquierda a derecha,  Adalberto Cevasco (bajo),  mirando hacia la Cámara.  El gran Cacho Baba,  gran guitarrista de  Las Sombras. Todos músicos que noche a noche estaban allí. Al fondo estoy yo levantando los brazos con la batería. Con esa batería grabé parte del primer disco solista de Sandro. Y a la derecha Nacho Smilari, guitarra. Que no vendan películas que no vieron”, nos dijo Fernando antes de subir esta imagen más que contundente. 50 años de historia oficial se derribaron en un segundo.

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Adalberto Cevasco, Cacho Baba, Fernando Bermúdez y Nacho Smilari

Pero algunos aún podrían dudar si Sandro tocó en La Cueva o no. Justamente, Billy Bond subió el lunes 3 de julio (obligándonos a actualizar esta nota) una foto de Sandro tocando en el piano del histórico recinto.  En un solo instante, Bond pulverizó todas las calumnias de la historia oficial que insisten en borrar al Gitano y al mismo Billy de la historia. ¿Qué dirán ahora quiénes siguen negando lo innegable?

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Bonus TrackOtras imágenes del Black Combo

Reproducimos otras de las imágenes del Black Combo, que Fernando Bermúdez ha subido a su Facebook personal. Las dos primeras son de 1968, festival Viña del Mar; la tercera es de 1967 y la última es de 1968. Ninguna de estas imágenes se ha incluido en un artículo periodístico o libro argentino; la tercera imagen se halla presente en la obra del español Salvador Domínguez. 

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Fuentes bibliográficas

Mario Antonelli.

Alonso, Pablo Sergio. 2016. La Música de Sandro. Cómo se Hicieron sus Canciones. Gourmet Musical Ediciones

Domínguez, Salvador. 2002. Bienvenido Mr Rock. Los Primeros Grupos Hispanos 1957 – 1975. Ediatdo por Sociedad General de Autores y Compositores Españoles. El libro consigna  los mismo datos aportados por Bermúdez sobre los instrumentos utilizados por la banda de acompañamiento de Tedesco, con el añadido de que menciona que la batería de Fernando era una mezcla de Gretsch y Slingerland.

Pintos, Víctor. 1993. Tanguito, La Verdadera Historia. Editorial Planeta (primera edición)

https://es-es.facebook.com/christiandario.sanz/posts/10153486431785579

http://www.fotolog.com/momioblues/89309200/

http://riverplatejazzfiles.blogspot.com.ar/2009/08/los-dixielanders-1957.html

https://www.discogs.com/es/artist/827985-The-Dixielanders

http://rockolafree.com/Bertolin.htm

http://www.clarin.com/viva/billy-bond-carajo-hicieron-argentino_0_HyYryQ3p.html

http://apu001.blogspot.com.ar/2010/01/sandro-segun-javier-martinez-el-primero.html

Encuentro con Billy Bond para el Archivo ARMUSA. Buenos Aires, Julio 2016. Entrevista realizada por Claudio Koremblit. youtube.com/watch?v=4MMq5pp6fCM

http://www.magicasruinas.com.ar/revrock080.htm

Fuentes de las imágenes:

Archivo personal de Fernando Bermúdez Lores

Archivo personal del coleccionista Alejandro Molinier

http://www.dospotencias.com.ar/rebelde/cueva_sanbond.JPG
link sandro
bbdm.files.wordpress.com/2010/07/bitar1987.jpg
http://www.cmtv.com.ar/imagenes_artistas/414.jpg?Billy%20Bond%20y%20la%20Pesada%20del%20Rock%20and%20Roll
3.bp.blogspot.com/-_tI64ZLY9vw/Ua0VkHNvrpI/AAAAAAAAuvI/lDmrNzLQErg/s1600/librotanguito.jpg
hwww.manzanalatente.com.ar/static/2011/10/tanguito.jpg
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3.bp.blogspot.com/-iLUcQPo2qRo/TaPEcCiwerI/AAAAAA

facebook.com/jorge.padin.5?ref=ts&fref=ts

http://www.magicasruinas.com.ar/rock/rock-argentina-litto-nebbia-huinca.htm

stadiumlunapark.files.wordpress.com/2014/08/sandro-rca.jpg?w=474&h=336

crock.com.ar/wp-content/uploads/2015/05/Moris.jpg